En Fontanales Pelibuey encontramos verde por doquier. Basta asomarse por cualquier ventana de la casa para tener una verdadera paleta de este color. Podríamos intentar hacer un inventario con las especies vegetales que rodean la casa, aunque difícilmente seremos capaces de transmitir las sensaciones que produce ese verde envolvente. Salta a la vista en cualquier época del año. Son las hojas que rodean a los aguacates, nísperos, castañas, higos, naranjas, limones, peras, manzanas, nueces, tunos que abundan en nuestro pequeño paraíso.
En este espacio queremos proyectar otra imagen de la Casa Rural Fontanales Pelibuey. Cada rincón tiene una historia y cada historia quiere también tener un espacio. En Fontanales Pelibuey encontraremos muchos lugares e historias que merece la pena conocer. Por eso las contamos... para ayudar a mirar y conocer lo que de otra forma podría pasar desapercibido. ¡Que lo disfruten!...
sábado, 17 de mayo de 2014
sábado, 10 de mayo de 2014
LA DUCHINA
Lo que no es una ducha ni una piscina, nos parece que puede llamarse Duchina. No creemos que el clima de Fontanales invité excesivamente a darse un chapuzón en una flamante piscina. Pensábamos más bien en un remojón que bien puede dar una ducha en verano, combinado con la posibilidad de sentarse en círculo remojando los pies durante todo el año.
El poste metálico intenta ser un guiño al pozo de agua ubicado muy próximo a la casa. Esa industria que ha ido retrocediendo en los últimos años, pero que fue durante mucho tiempo uno de los pilares fundamentales de la producción agrícola que rodea la casa.
sábado, 3 de mayo de 2014
LOS ALZADOS
Fontanales Pelibuey es la empresa que explota la casa de turismo rural llamada Los Alzados. Al menos así es como fue pensado y como se tramitó ante el Patronato de Turismo de Gran Canaria.
Los Alzados, nos contaba nuestro hermano Pepo, fue uno de los últimos grupos de Canarios libres que vivieron en esta parte de la isla tras la conquista de los castellanos. Curiosamente esta casa pertenecía a la familia Castellano, que es la familia de nuestra madre. Al adquirirla, de una manera simbólica, estábamos devolviéndosela a sus habitantes originales. Al menos así reza en el cartel que nos trajimos desde Montevideo en el año 2002.
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